
El dolor no es el enemigo
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A veces confundimos sanar el dolor con luchar contra él. Entonces establecemos con él una relación de conflicto y rechazo que nos trae más conflicto, más rechazo y más dolor. El aprendizaje pendiente es que el dolor no está en nuestra contra. Es una parte asustada o resentida que quiere ser amada, incluida y comprendida.

Trascender del sufrimiento
El sufrimiento no es un enemigo que destruir. Es una señal de alarma que nos alerta de los cambios que hemos de realizar para relacionarnos de manera más eficiente y pacífica con la realidad.

El auto-abastecimiento emocional
Los seres humanos nos pasamos la vida buscando en nuestra relación con los demás todo aquello que no encontramos en nosotros mismos: amor, afecto, seguridad, valoración, consideración, compañía, etc. De ahí la importancia del auto-abastecimiento emocional.

El apego es la raíz del sufrimiento.
El apego se basa en la creencia de que nuestra felicidad depende de aquello a lo que estamos apegados. La paradoja es que es esta creencia la que termina por aniquilar nuestro bienestar, pues nos lleva a perder el control de nuestro mundo interior.

La aceptación nos libera del sufrimiento.
Aceptar no significa aprobar algo ni estar de acuerdo con ello. Significa no perturbarnos por ello. Es por eso que la aceptación es la llave para salir de todo sufrimiento. De hecho, lo único que nos hace sufrir es lo que no somos capaces de aceptar.

Nuestra relación con la realidad
Lo que sentimos no es el resultado directo de lo que sucede por fuera, sino de la manera en la que nosotros nos relacionamos con ello. Es por eso que otros seres humanos en nuestras mismas circunstancias generarían emociones radicalmente distintas.

No somos nuestros pensamientos
En la medida en la que vamos desidentificándonos de nuestra mente y nuestros pensamientos, vamos encontrando dentro de nosotros mismos ese espacio de libertad, paz y abundancia que tanto anhelamos.

Reconectar con nuestra esencia
Al creer que lo que nos define como personas es nuestra manera de pensar, nos identificamos con nuestra mente. Y cuanto mayor es nuestra identificación con la mente, mayor es nuestra desconexión de lo que verdaderamente somos: nuestra "esencia", "ser" o "verdadero Yo".

Tu personalidad no es inamovible
No somos lo que pensamos que somos. No somos la manera en la que hemos aprendido a mirarnos. Es más, las creencias que mantenemos acerca de nosotros mismos a menudo nos limitan y bloquean nuestra felicidad.