«NO DEJAREMOS DE EXPLORAR, Y EL FIN DE NUESTRA EXPLORACIÓN SERÁ ENCONTRAR EL LUGAR DEL QUE PARTIMOS Y CONOCER POR PRIMERA VEZ ESE SITIO».
T. S. ELLIOT
«NO DEJAREMOS DE EXPLORAR, Y EL FIN DE NUESTRA EXPLORACIÓN SERÁ ENCONTRAR EL LUGAR DEL QUE PARTIMOS Y CONOCER POR PRIMERA VEZ ESE SITIO».
T. S. ELLIOT
El aquí y el ahora parecen ser muy escurridizos para los seres humanos. Empleamos toda nuestra energía en lamentar el pasado y tener expectativas con respecto al futuro, pero ¿cuándo es el turno del momento presente? El Mindfulness nos ayuda a no dispersar nuestra mente y a volver a saborear la vida tal y como ocurre en este instante. Cuando nos entrenamos en el milenario arte de manejar conscientemente nuestra atención, dejamos de ser secuestrados por nuestros pensamientos y emociones, retomando así el control de nuestra existencia.
El Mindfulness es una técnica meditativa que consiste, a groso modo, en focalizar conscientemente nuestra atención, experimentando el instante con apertura, sin juicios ni resistencias.
Sin ni siquiera darnos cuenta de ello, somos expertos en funcionar con el piloto automático conectado. Vamos de un sitio a otro sin ser conscientes del camino. Trabajamos mecánicamente, desconectados de nosotros mismos. Comemos sin saborear la comida. Vemos televisión para no sentir lo que llevamos por dentro. Nuestra atención es constantemente secuestrada por miles de estímulos externos. Cada vez somos más impacientes. Cada vez nos sentimos más ansiosos y estresados. Vivimos una vida inconsciente y mecánica. Cada vez toleramos peor estar a solas con nosotros mismos. Nos oponemos a la idea de reconectar con nuestro interior, hasta tal punto que hemos olvidado respirar de manera pausada y profunda y nos ahogamos en nuestra desconexión del momento presente… Es por eso que cada vez hay más seres humanos que se interesan por aprender a respirar de manera pausada y profunda.
Somos adictos a nuestros pensamientos; nos aferramos a ellos y dejamos que dirijan el rumbo de nuestra vida, sean acertados o no. Pero no somos el incansable flujo de pensamientos que acuden a nuestra mente, sino el ser que puede escucharlos y decidir si quiere apegarse a ellos o no. La serenidad, la calma y la paz interior se nos escurren entre los dedos porque tenemos las manos llenas de pensamientos que intoxican nuestra mente, atrapándonos en una espiral de estrés, perturbación y ansiedad. Al no manejar conscientemente nuestra atención, nos vemos cada vez más inmersos en esta espiral autodestructiva, y para intentar salir de ella nos pasamos la vida corriendo hacia un futuro supuestamente mejor. Pero, ¿estamos preparados para aceptar que lo único que tenemos es el momento presente? ¿Estamos listos para asumir que nuestra vida entera depende la relación que mantenemos con este preciso instante?