El viaje del autoconocimiento

¿Quién soy? ¿Por qué soy como soy? ¿De verdad soy así, o solo he aprendido a serlo? ¿Para qué estoy aquí? ¿Cuál es el sentido de mi existencia? ¿Por qué me da tanto miedo el rechazo? ¿Por qué intento ser aceptado a costa de esconder mi verdadero ser? ¿Por qué baso mi autoestima en las cosas que tengo? ¿Cuáles son mis auténticos talentos, valores y pasiones? ¿Es esta la vida que realmente deseo vivir… ?


Dado que eres un ser humano, es bastante probable que te resulten familiares estas preguntas. También es probable que sientas que es realmente complejo encontrar una respuesta adecuada. No obstante, no es tan complejo como pensamos. Lo que ocurre es que para responderlas tenemos que llevar a cabo uno de los actos a los que más pavor tenemos: mirar dentro de nosotros mismos.

 

«Quien mira hacia fuera, sueña. Quien mira hacia dentro, despierta.»

CARL JUNG

 

Un día naciste. Sin saber por qué, saliste del plácido vientre de mamá y apareciste en un mundo frío, ruidoso y con demasiada luz. Te encontrabas en un estado de total vulnerabilidad e indefensión. Tu supervivencia dependía de que otros te alimentaran, abrigaran, lavaran y protegieran. Fuiste creciendo, y la situación no cambió mucho. Ya podías hablar, caminar y manipular objetos, pero seguías siendo extremadamente vulnerable. Las cosas te iban bien solo cuando te comportabas como tus padres, educadores y amigos deseaban que te comportaras. Es así como fuiste desconectándote de lo que verdaderamente eres, para amoldarte a lo que creías que tenías que ser.

De esta manera, fuiste identificándote con el personaje que aprendiste a interpretar para sobrevivir física y emocionalmente, es decir, para conseguir afecto, compañía, reconocimiento y amor. Interiorizabas y te apegabas a los mensajes que los demás te enviaban acerca de lo que eres. Tanto es así, que en función de lo que te dijeran o de cómo te trataran los demás, terminaste por decirte cosas como: «soy bueno», «soy obediente», «soy malo», «soy gracioso», «soy aburrido», «no sirvo para los deportes», «soy rechazable por ser como soy», «tengo que ser de esta forma para que las cosas vayan bien», «tengo que reprimir mi curiosidad y espontaneidad», «las cosas se hacen de esta manera», etc.

Así, fuiste desarrollando una falsa personalidad (también denominada «ego») que nada tiene que ver con lo que verdaderamente eres. Y es bastante probable que, cuantos más años pasaran, más te fueras desconectando de tu verdadero ser, absorbiendo ciertas creencias, actitudes y metas del entorno en el que creciste, y desarrollando ciertos miedos, limitaciones, dependencias y heridas emocionales.

Lo cierto es que hasta que damos el paso y nos decidimos a conocernos de verdad a nosotros mismos, permanecemos totalmente identificados con esta falsa personalidad. No tenemos ni idea de quiénes somos, de cuál es nuestro lugar en el mundo, de qué cosas son verdaderamente importantes para nosotros, de qué nos apasiona, de qué se nos da bien de manera natural, de por qué cometemos siempre los mismos errores, de por qué sufrimos por esto o aquello, de cómo se generan nuestras emociones… Y, por supuesto, tampoco sabemos qué hacer con nuestro malestar emocional.

 

«Toda la paz que encontrarás en la cima de una montaña, es aquella que tú llevaste hasta allí. Toda la perturbación que encontrarás en medio de la tormenta, es aquella que tú llevaste hasta allí.»

PROVERBIO ZEN

 

Al final, no trascenderemos nuestro sufrimiento hasta que no reconectemos con lo que verdaderamente somos, es decir, con nuestro verdadero Yo. Y es que todo lo que realmente somos nos acompaña, al menos en potencia, desde el día en que nacimos. Ahí estaban ya, como una semilla deseando florecer, nuestras pasiones, nuestros talentos, nuestros verdaderos valores y nuestra auténtica y genuina manera de estar en el mundo y de disfrutar de la vida. Sin embargo, al desconectarnos de nosotros mismos, dejamos todo eso de lado para ser lo que creímos que debíamos ser. Es por eso que conforme avanzamos en edad, retrocedemos en autenticidad, y terminamos por no tener ni idea de quiénes somos en realidad.

De esta manera, el autoconocimiento es el camino que nos reúne con nuestro verdadero Yo: cuando lo recorremos, reconectamos con nosotros mismos, descubrimos lo que realmente somos -más allá de lo que hemos aprendido a ser-, comprendemos cómo funciona nuestro interior y cómo podemos construir una vida plena y con sentido, dirigida no por nuestra ignorancia e inconsciencia, sino por nuestras verdaderas motivaciones e intereses.  Y cuando vivimos de manera congruente con lo que somos, el resultado es esa satisfacción vital a la que solemos llamar «felicidad».

Todos los seres humanos sentimos en algún momento esa llamada interior. Ese deseo de paz, autenticidad y congruencia. Aunque no le pongamos palabras a ese deseo, nuestro organismo sabe que la mayor parte de nuestra perturbación procede de habernos alejado de nosotros mismos. De lo que verdaderamente somos. De lo que hemos venido a ser. Seguramente por eso te hayas interesado por este artículo.

Así, para cosechar plenitud hemos de reconectar con nuestra esencia y romper las cáscaras de condicionamiento que han ido alejándonos de nuestro estado natural de serenidad. Todos hemos escuchado en numerosas ocasiones que viajar contribuye muy generosamente a nuestro bienestar. Sin embargo, el viaje más importante de nuestras vidas no es aquel en el que nos vamos a otro país, sino aquel en el que exploramos nuestro propio mundo interno. Da igual cuántos hermosos paisajes tengamos frente a nosotros: la verdadera paz reside únicamente en nuestro interior.

8 comentarios
    • Mario García
      Mario García Dice:

      Muchas gracias Eleodoro! Me alegro de que te haya sido de interés. Si quieres recibir de vez en cuando nuevos textos en tu correo, puedes suscribirte a la Newsletter en la web. Un abrazo!

      Responder
    • Mario García
      Mario García Dice:

      Muchísimas gracias Belisa! Me alegro mucho de que te guste y espero de corazón que te sea de utilidad. Un abrazo enorme!

      Responder
    • Mario García
      Mario García Dice:

      Si has comenzado a mirarte por dentro y a intentar comprender cómo funcionas, ya has empezado el viaje del autoconocimiento. En esencia, el trabajo a realizar consiste en descubrir quiénes somos verdaderamente (cuál es nuestra esencia o verdadero Yo), cuáles son nuestros talentos, valores y pasiones, cómo es nuestra manera auténtica y genuina de estar en el mundo, para qué estamos aquí, qué da o daría verdadero sentido a nuestra existencia, cómo estamos generando nuestro sufrimiento y cómo nos influye nuestro diálogo interno. Es importante cuestionar las creencias que hemos ido absorbiendo y con las que hemos sido condicionados para ser quienes no somos, así como hacer conscientes nuestros «defectos», limitaciones y carencias para ir trascenfiéndolas. Ya ves que no es fácil resumir esto del autoconocimiento. Pero sin duda, es un viaje apasionante que nos lleva a dejar de sufrir, viviendo una vida consciente, pacífica y feliz.
      En mi web tienes muchos artículos para seguir profundizando. También puedes suscribirte a mi Newsletter (en la página principal de la web) para recibir cada dos semanas un cuento filosófico que te sirva de inspiración.
      Un abrazo enorme y gracias por leerme!

      Responder
  1. Carla Martinez
    Carla Martinez Dice:

    Hola quiero tarte de comprar el libro para descargarlo en pdf y no fue posible. Estoy en mi autoconocimiento y conociendome y creando la mejor versión de mi.

    Responder
    • Mario García
      Mario García Dice:

      Hola Carla! La guía «El viaje del autoconocimiento» la puedes descargar gratuitamente en la página principal de esta web. Solo tienes que suscribirte a la Newsletter, y te llega en el correo de bienvenida. ¡Un gran abrazo!

      Responder

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *